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Más allá de los filtros

En el artículo anterior vimos las principales diferencias entre realidad virtual, aumentada y mixta, explicamos cómo diferenciarlas y mostramos algunos ejemplos para empezar a meter cabeza en el universo de las tecnologías inmersivas. Si aún no las conoces te invitamos a echarle un ojo: LINK

Más allá de los filtros

Ahora retomemos el hilo donde lo dejamos la última vez: las diferencias entre las realidades inmersivas (aumentada y mixta) y las inmersivas integradas. Como ya explicamos, estas últimas son fundamentalmente las mismas, pero integradas dentro de alguna App ya existente, normalmente una red social. Las más populares son Instagram, Tik tok o Snapchat, que ya integran en sus plataformas contenido de realidad aumentada o mixta nativo, es decir, creado dentro de la propia App y concebido para su propia plataforma y usuarios.

 

¿Y esto qué ventajas tiene respecto a la AR o Mx no integrada? 

Pues son muchas. La primera y principal es la sencillez; la creación, uso y sobre todo viralización de este contenido es sencillamente brutal. Y es que para usar una de estas experiencias no hay que darse de alta en ningún sitio, no hay que descargarse absolutamente nada, funciona al instante y la UX rara vez supera los tres taps. Como suele decirse, casi tan simple como el mecanismo de un botijo. Y respecto al cómo compartirlo, tres cuartos de lo mismo. Todas las experiencias que has visto o usado en estas redes han llegado a tus manos tras ser difundidas por alguien. Rápido y sencillo.

 

La segunda gran razón es la económica. Hace más de 5 años que desarrollamos experiencias AR, VR y Mx y jamás habíamos visto una democratización tan grande de estas tecnologías. Ahora son accesibles a todo el mundo y a todas las marcas que se atrevan a jugar en este nuevo tablero de ajedrez digital. Evidentemente es un sector muy reciente y todavía le queda mucho por crecer, pero parece evidente que las realidades inmersivas integradas van a jugar un papel fundamental. Y de eso hablaremos ahora.

 

Como dijimos en el último post: ¿y qué más se puede hacer en realidades inmersivas integradas? O, de manera resumida, ¿hay algo más que los “filtros”?

La respuesta es sí, y las posibilidades son abrumadoras. Para aclararnos mostraremos casos prácticos de uso y los sistemas sobre los cuales operar. Ahora bien, no pretendemos entrar en detalles técnicos demasiado profundos (este artículo no va de eso), sino lo suficientemente útiles para poder contar con ellos como un arma más en nuestro arsenal marketero.

 

En primer lugar, están los míticos filtros: el perrito que saca la lengua, el de las pequitas, el de Cecilio G… sobradamente conocidos, vamos. Estos filtros utilizan nuestra cara para trackear (fijar) la realidad aumentada sobre ella, a su alrededor o de mil formas diferentes, lo que hace de nuestro rostro el punto de referencia del que parten las experiencias. Aquí os dejamos capturas de 20 filtros que nos han gustado mucho y que constituyen un buen ejemplo de sencillez o, como podemos decir a partir de ahora, que no requieren programación (luego entenderéis por qué). Los hay estáticos, como el de las pegatinas en la cara, o interactivos, en el sentido de que las físicas (número 3) o partículas (número 6) reaccionan a nuestras expresiones faciales o “las siguen”, pero sin tener ningún objetivo o fin en sí mismo. Sencillamente disfrutar interactuando, riendo o asustando.  

Después encontramos otro nivel que probablemente conoceréis o habréis usado sin tan siquiera ser conscientes de ello: son los filtros con programación o gamificados. De manera muy sucinta podríamos definirlos como aquellos que son interactivos y además responden a nuestras acciones. Podemos configurar algo (quiz, apalabrados, respuesta correcta o incorrecta), medir algo (puntos en el Flappyfarton) o también descubrir un resultado aleatorio (¿qué personaje de Friends eres?) fruto de nuestra interacción. 

 

Para cerrar este apartado podríamos decir que cualquier filtro que requiera que el usuario haga “algo”, ya sea pestañear, abrir la boca, guiñar los ojos, sacudir la cabeza, gritar… requiere una mínima programación para que el filtro reaccione o interactúe, por lo que podemos decir que es un filtro con programación. Nosotros solemos emplear la palabra “gamificado” cuando la experiencia tiene un resultado final a alcanzar por el usuario, o sea, se convierte en un juego (quien no se lo crea, que pruebe el Flappyfarton… a ver cuánto tarda en picarse XD). Aquí os dejamos 5 ejemplos para que podáis ver las diferentes especies:

Los siguientes son los filtros con detección de superficies. Este nombre tan técnico esconde en realidad un mundo de posibilidades muy chulas. La idea es sencilla: el filtro en vez de “anclar” el filtro a nuestra cara lo hace a una superficie horizontal (y muy pronto también en vertical) como podría ser la mesa o el suelo. Aquí podemos ver un ejemplo claro del uso que le están dando equipos de la NBA en USA:

 

 

 

 

 

El cuarto y último caso de uso es el más desconocido y para nosotros uno de los más potentes; se trata de filtros con detección de marcadores esto quizás también suene a argot técnico pero en realidad no lo es: ¿Recordais los QR?, esa etiqueta cuadrada que se puede “leer” con el móvil y sobre ella aparecía “algo”; una URL, realidad aumentada o la carta de un restaurante…

Pues bien, con esta herramienta Instagram nos permite “leer” cualquier ilustración(Lo suficientemente clara) y sobre ellos desatar realidad aumentada; una etiqueta de refresco, un moppin, un cartel de la calle, una camiseta o una pegatina.

Bueno, pues una vez hecho este recorrido sobre este apasionante y futurible mundo de la AR integrada, nos despedimos de una vez. Si tenéis alguna duda o alguna idea no dudéis en contactarnos y las resolveremos. Y si te apetece probar alguno de los filtros que hemos mostrado ve a nuestra cuenta de IG allí tenemos enlace a todos. 🙂